FITOQUÍMICA Y FITOGEOGRAFÍA
Los fitoquímicos son
sustancias que se encuentran en los alimentos de origen vegetal, biológicamente activas, que no son nutrientes esenciales para
la vida ( por lo menos a corto plazo), pero tienen efectos positivos en la salud. Se
encuentran naturalmente en las plantas (frutas, vegetales, legumbres, granos
enteros, nueces semillas, hongos, hierbas y especias).
Los
fitoquímicos se están empezando a tener en cuenta en los últimos años, ya que
se están descubriendo sus beneficios para la salud:
§ Protección contra el cáncer: actúan en la detoxificación de drogas,
toxinas, carcinógenos y mutágenos (como bloqueadores y supresores), neutralizan
radicales libres, inhiben enzimas que activan carcinógenos e inducen a enzimas
detoxificadoras de los mismos.
§ Protección cardiovascular: evitan oxidación de LDL (protegiéndolas),
reducen la síntesis y utilización de colesterol y afectan la presión sanguínea
y coagulablidad.
§ Otros beneficios: retardo del envejecimiento y sus enfermedades
asociadas.
Además,
confieren color, aroma y sabor a los alimentos.
FITOGEOGRFÍA
Todo aquel que haya caminado por las montañas habrá comprobado que las
cosas que hay “abajo” no son las mismas que hay “arriba”, y que se pasa de valles
de árboles frondosos a bosques con pinos, luego a arbustos pequeños y
retorcidos, seguidos de praderas, piedras con líquenes, nieve. Aunque las
formaciones concretas o el número de pisos bioclimáticos depende del lugar,
este es un patrón general en todas partes.
Durante milenios el ser humano se ha aprovechado de estazonación
altitudinal para gestionar el medio (viviendo en los valles donde hay
madera, llevando los rebaños a las montañas en verano donde hay pastos, etc).
Pero el primero que formalizó este concepto de modo más o menos
científico fue Alexander von Humboldt, que describió los diferentes
pisos a lo largo de inmensos gradientes de altitud en los Andes, desde bosques
tropicales de tierras bajas hasta vegetación alpina al borde de glaciares
permanentes. Él hizo estas y otras observaciones, y por ello se le considera el
padre de la fitogeografía.
Esta disciplina estudia la relación que hay entre las condiciones del
medio (humedad, radiación, altitud, etc) con la distribución de las formaciones
vegetales (bosques, matorrales, praderas, etc). Esta disciplina ha resultado
muy útil porque los patrones que describe se ven en todos los rincones de la
tierra. Esto es debido a que su objeto de estudio es la vegetación y no
la flora. La vegetación describe “el tipo” de plantas que hay, si son
arbustos espinosos, o herbáceas anuales, o grandes árboles de hoja caduca, o
vegetación de matorral perenne, etc). La flora, en cambio, son las especies
presentes en una determinada formación. Las especies (la flora) que hay en las
montañas de Nueva Zelanda son totalmente distintas a las que hay en las
montañas de Eslovenia, pero la vegetación puede ser muy similar, y la montaña
tendrá unos patrones similares y más o menos predecibles.
Del mismo modo la vegetación de los desiertos es muy similar, aunque
haya desiertos dispersos por todo el mundo, y sus especies se deriven de
ancestros diferentes: plantas con tejidos de reserva (“cactus” en general),
arbustos espinosos, especies que resisten en forma de semillas o bulbos… Del
mismo modo las plantas y el paisaje de los climas mediterráneos (en China,
Australia, California o la cuenca del Mediterráneo) son funcionalmente muy
parecidas y tienen el mismo aspecto, a pesar de que las especies sean
totalmente “distintas” (totalmente no emparentadas).
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