martes, 27 de marzo de 2012

15. El TLC para los pequeños productores


EL TLC PARA LOS PEQUEÑOS PRODUCTORES

Los pequeños productores y el TLC


Los sectores bananeros, de flores y de lacteos celebran la entrada en vigencia del TLC con Estados Unidos, que les permitirá modernizar su maquinaria y aumentar su competitividad, bajo unas reglas claras de juego. Sin embargo, expertos en logística advierten sobre las carencias de infraestructura en Colombia para afrontar la apertura comercial.
Flores
Con la aprobación del TLC no aumentarán las exportaciones de flores a Estados Unidos, pero se evitará que estas se caigan por los problemas arancelarios que ponían en riesgo la producción. El sector corría el riesgo de marchitarse si no se firmaba el tratado, según señaló Augusto Solano, presidente de Asocolflores.
El 75% de la producción nacional de flores va al mercado de EU. El año pasado, representaron exportaciones por US$1.240 millones.
“Se acaba la incertidumbre. Tenemos reglas de juego claras y permanentes y podemos dedicarnos a otros problemas”, indicó el directivo gremial. El sector de la floricultura ha tenido acceso libre de aranceles a EU desde hace 20 años por pactos comerciales, pero en los últimos años “se han vencido, o lo renuevan al último minuto”.
Incluso en 2010 se había vencido dicho acuerdo, y a los productores les alcanzaron a cobrar aranceles. Las exportaciones se mantuvieron, dado que ya se ha desarrollado un mercado gracias a la medida de arancel cero.
Por eso el TLC no representará mayores exportaciones, sino que “impedirá que se caigan. Sin el TLC empezábamos a caer”. Una mayor o menor exportación “dependerá de factores de la economía de EU, y la tasa de cambio; como el desempleo, la confianza del consumidor”, indicó Solano.
Situación similar al sector cafetero, que ya ha conquistado el mercado estadounidense por décadas.
Las flores colombianas llegan a 89 países. La producción les da un empleo formal a 180 mil personas en Colombia. “Es una noticia extraordinaria para toda esta gente. Sin la firma, muchos empezarían a perder sus puestos”.


Industria bananera
El TLC con Estados Unidos significa para la agroindustria bananera una oportunidad para la importación de tecnología, que contribuya al mejoramiento de su competitividad. Así lo afirma Roberto Hoyos Ruiz, presidente de Augura, gremio bananero colombiano.
En el primer semestre de 2011 se han exportado 41.3 millones de cajas de banano colombiano, por valor de US$341.4 millones. Una caída del 6.29% en volumen y un aumento del 0.82% en el valor, respecto al año pasado.
En 2010 las exportaciones ascendieron a 95.9 millones de cajas de18.14 Kg., por valor de US$713.7 millones. Un decrecimiento del -0.92% en volumen y un aumento de 1.14% en valor, respecto al año 2009, cuando se exportaron desde Colombia 96.9 millones de cajas por valor de US$706.5 millones. “La ola invernal del segundo semestre en las regiones productoras explica la disminución en los niveles de exportaciones”, señala Hoyos, quien dio a conocer las cifras.
Las inundaciones y desbordamientos en Magdalena explican la disminución de la cantidad exportada. En ese departamento se bajó de 12 millones de cajas exportadas en el primer semestre de 2010, a 9.3 millones en este año.
En Magdalena hay 11.886 hectáreas sembradas, y en Urabá 32.327. Hay 600 productores afiliados a Augura. Generan 25 mil empleos directos y 100 mil indirectos.
El directivo gremial precisa que “pese a los factores climáticos y al cambio del dólar, la producción se ha mantenido constante y esta se mide por las exportaciones”. El promedio de exportaciones es de 95 millones de cajas al año, representadas en US$705 millones.
El impacto del TLC no se reflejará en las importaciones, dado que el banano tiene arancel cero en el mercado de EU. Además, los insumos necesarios para producirlo tienen exención de impuestos en Colombia.
“Con el TLC se da una oportunidad para la importación de tecnología y nuevas maquinarias que contribuya al mejoramiento de nuestra competitividad, lo cual puede abrir nuevos mercados”. Hoyos recalca que, para este sector, no hay amenazas o perjuicios con el TLC.


Lácteos
“Tenemos mucho trabajo por hacer, no podemos quedarnos quietos ni llorando por los efectos del TLC”, afirma Jorge Andrés Martínez, director ejecutivo de Asoleche. Explica que el gremio de los lácteos es uno de los sectores más sensibles de la aprobación del TLC con Estados Unidos, puesto que supone grandes retos.
“Los ganaderos tendrán la oportunidad de importar materia prima y maquinaria a bajo precio, lo cual les permitirá reducir los costos de producción y ser más eficientes en el manejo de buenas prácticas, que permitan aumentar la producción de leche de calidad; para esto es necesario fomentar la asociatividad de los pequeños ganaderos”.
De acuerdo con Martínez, el impacto de los contingentes de productos lácteos ofrecidos a EU será mínimo, frente al volumen de la producción colombiana de leche:  5.000 toneladas de leche en polvo llegarían teóricamente a Colombia en el primer año de vigencia del acuerdo, lo cual equivale a menos del 1% del total de la producción colombiana.
De igual manera 2.000 toneladas de queso, en particular madurado, llegarán al país al comenzar el acuerdo comercial. “Es importante tener en cuenta que el mercado de queso madurado corresponde a un nicho específico y pequeño, por lo cual existe un gran potencial de crecimiento relacionado con la dinámica de la competencia en un segmento de alto valor agregado”.
Para el sector comienza un desafío en el proceso de implementación, que durará entre 6 y 12 meses antes de entrar en vigencia el acuerdo. Martínez lo considera una “oportunidad” para que el sector haga los ajustes pertinentes en aspectos de eficiencia, calidad e innovación.
Aunque cree que la apertura comercial generará crecimiento, aumento de competencia y mayor dinámica de mercado que beneficiará al consumidor, el director de Asoleche remarca que se requiere especial atención a las medidas para proteger a los pequeños ganaderos. En el país son 400 mil familias que podrían resultar afectadas.
Los principales retos están en la “solución de aspectos que le restan competitividad a los productores de leche, en particular a las explotaciones de minifundio, las más vulnerables y que se encuentran en desventaja frente a los ganaderos estadounidenses, que gozan de ayudas internas otorgadas por el gobierno”.
El directivo gremial indica que se requerirá un gran esfuerzo en la implementación de políticas públicas para alcanzar el estatus sanitario norteamericano. De lo contrario, “así exista desgravación arancelaria de doble vía, las exigencias sanitarias se convierten en barreras no arancelarias para el ingreso de los lácteos colombianos al mercado de Estados Unidos”.
Teniendo en cuenta los plazos de desgravación pactados, entre 7 y 15 años dependiendo del tipo del producto, Asoleche considera que la pronta ejecución del Conpes Lácteo aprobado en 2010 es fundamental, con el objetivo de establecer medidas que ayuden a atenuar los efectos de los TLC y mejorar la competitividad de la cadena de valor.


Infraestructura
Los latentes problemas de infraestructura y logística para transportar los productos colombianos incrementan sus costos y los hacen menos competitivos. Esa es la principal amenaza para Colombia de la aprobación del TLC con Estados Unidos, según expertos en logística.
Andrés Felipe Santos, coordinador de logística y producción de la Universidad del Rosario, explica que el TLC genera incertidumbre en el sector privado por factores como la corrupción en la contratación para el mejoramiento de la infraestructura nacional, y la demora en el desarrollo de concesiones y ejecuciones de los CONPES.
“Se han venido elaborando planes de mejoramiento en la infraestructura por el Gobierno, desafortunadamente los largos plazos de entrega, los fraudes y los demorados tiempos de licitación han contribuido a que Colombia no esté del todo preparada operacionalmente para un TLC con EU”, precisa Santos. EU participa con un 24% en el PIB mundial. Colombia “necesita urgente un jalón económico en sus cadenas de suministro, lo que conllevaría un crecimiento anual de hasta el 5%”.
El costo logístico representa un 30% del valor de los productos de organizaciones nacionales, tipo Pyme. Estos productos forman parte del 80% aproximado del PIB, que se encuentra entre Bogotá, Cali y Medellín. Según Santos esto “complejiza su distribución hacia el exterior, al hablar de mil, 700 o 600 kilómetros en carreteras de sencilla calzada con tractomulas de hasta 35 toneladas”, para llevarlos a los puertos.
Es una desventaja comparativa frente al resto de países de Suramérica, que tienen sus ciudades industrialmente representativas cerca a la costa. “Los centros de transferencia de carga necesitan de modernización e inversión, así mismo los corredores viales más importantes como Bogotá –costa Atlántica, y Bogotá – costa pacífica  urgen de intermediación en arreglos de mantenimiento (por la ola invernal) y por el diseño de la doble calzada”.
José Luis Alagón, analista internacional de Acciones y Valores, explica que llevar las mercancías en camiones a puertos a tanta distancia genera gastos adicionales que incrementan los costos de los productos colombianos. Además, hace falta “aumentar la capacidad de carga de los puertos en el Caribe y el Pacífico. Que puedan llegar buques de gran envergadura”. Si no, los cargueros deben hacer transbordos y hay más costos. Alayón asegura que. “Hay muchas vías que llevan al mar bloqueadas por el invierno”. Cuando los productos se represan, cada día eleva su costo y se amenaza su calidad.
El río Magdalena es una alternativa de transporte para descongestionar los corredores viales. Por lo que Santos considera “importante que el Gobierno estimule a las empresas, para que utilicen con mayor frecuencia esta vía, para que pueda ser modernizada no solo en sus puertos sino también con sus cargueros, y mejorar la modalidad, capacidad y tiempos de transporte”.

Depreciación del peso.
“Para que sean competitivos los productos deben ser baratos, y la forma de lograr eso es con una buena tasa de cambio. Un peso devaluado sería óptimo”, advierte José Luis Alayón, de Acciones y Valores. Considera que el que el peso colombiano se esté apreciando es parte de las amenazas para ser competitivos al enviar productos a otros países. La agenda interna para la productividad y la competitividad estableció como estrategias prioritarias consolidar la red vial arterial, ampliar la capacidad instalada de los puertos, articular la red férrea y consolidar el transporte fluvial.

Opinión / TLC y pequeños productores

Los productores agropecuarios serán afectados de manera diferente dependiendo de qué producen y si esos productos competirían con importaciones de Estados Unidos.

Estudios de caso han demostrado que la pobreza y la ausencia de alternativas económicas han empujado, durante mucho tiempo, a los pequeños productores hacia el cultivo ilícito de coca, en particular en regiones del país donde la situación económica y la presencia de actores armados hacen que las condiciones de vida sean las más precarias (Andrés García y Liliana Moreno, junio del 2009). Sería un gran fracaso para la política de Estados Unidos, si el TLC llegara a empujar a más pequeños productores hacia la producción de drogas. 

Los pequeños productores con mayor afectación serían aquellos que dependen de productos que están altamente subsidiados en Estados Unidos. La cuantificación efectuada por Garay et al., muestra que 71% de los hogares campesinos vería una reducción en sus ingresos. Para 14% se trataría de una afectación plena en tanto todos sus cultivos se verían afectados y otro 14% tendría una afectación alta, mientras que para el 13% sería moderada y para el 31% baja. En promedio, el ingreso agropecuario de los hogares 
campesinos se reduciría 16,1%, lo que representaría una reducción promedio de 10,5% en los ingresos totales de los hogares.

Este análisis debería suscitar preocupación. Bajo el TLC, los pequeños productores y los hogares campesinos, en general, verían caer sus ingresos netos por encima de 16%. Pero el impacto no sería distribuido de manera equitativa, aquellos con menor cantidad de tierra, y por lo tanto con menores recursos y mayor vulnerabilidad, sufrirían los peores efectos. Esto aumentaría aún más la desigualdad rural. Casi medio millón de pequeños productores verían caer sus ingresos a la mitad o más, y más de 560.000 hogares campesinos sufrirían una disminución en el total de sus ingresos entre 16 y 45%. 

Conclusión: El TLC negociado con Colombia bajo la administración Bush agravaría la pobreza de aquellos que dependen de la agricultura como su medio de vida. Por lo tanto, este tratado no debería ser ratificado en su forma actual. El TLC posibilitaría la entrada de productos agropecuarios subsidiados de Estados Unidos que entrarían a competir con la producción campesina y eliminaría las herramientas de política pública restantes que tiene el Estado colombiano para proteger a los pequeños productores y la producción nacional. Como resultado, muchos pequeños productores perderían sus medios de vida y encontrarían muy pocas alternativas para sostener sus hogares.

Este grave perjuicio para los pequeños productores se sumaría a los ya profundos efectos que sufren por causa del conflicto social y armado, incrementando así las presiones para que las poblaciones rurales, por ausencia oportunidades económicas lícitas, se inserten en cultivos de uso ilícito y se incorporen a la dinámica del conflicto.

Así las cosas, las disposiciones del TLC en el campo de la agricultura beneficiarían a las industrias y los productores agropecuarias de Estados Unidos a costa de los pequeños productores colombianos. Este resultado no beneficia ni a Estados Unidos ni a Colombia. De hecho, teniendo en cuenta las grandes asimetrías, en términos de desarrollo y pobreza entre los dos países, un tratado de comercio debería posibilitar el resultado contrario. Pero tal y como está negociado, el TLC exacerbaría el problema de pobreza y desigualdad de Colombia, que por otro lado, con la ayuda externa y las políticas antinarcóticos y de seguridad nacional, el mismo E.U. busca reducir.

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